Lo que ocurre, es que al niño disléxico la lectura le resulta complicada y aprender a escribir tampoco le resultará fácil.
El niño que presenta dislexia también tiene dificultad para orientarse en el espacio y en el tiempo. Es decir, esto puede influir en el cálculo y la lógica matemática; incluso en algunos casos puede tener dificultades a la hora de correr y saltar.
La dislexia es un problema de aprendizaje, pero no está reñido con la inteligencia ni con el nivel cultural. Un niño puede ser muy inteligente crecer en el seno de una familia acomodada con todos los recursos a su alcance y aún así costarle mucho aprender a leer y escribir.
Detrás de la dislexia se encuentra una alteración de las zonas cerebrales que controlan el lenguaje.
La recomendación más acertada es acudir al pediatra cuando tengamos la más mínima sospecha de que algo está pasando.
Cuanto antes se diagnostique el problema antes comenzará a tratarse adecuadamente. Con el apoyo adecuado, el niño aprenderá a leer y a escribir.
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